lunes, 11 de julio de 2011

El día que no hubo crisis

Hace un año tuvo lugar un acontecimiento sin precedentes en este país. Nuestra selección nacional se proclamó (por obra y gracia del Espíritu Santo) campeona del mundo de balompié. Siendo entrevistado el entrenador por tan magna hazaña, a la pregunta de si se esperaban el recibimiento que tuvieron en la capital del reino, él respondió en su habitual tono tranquilo y cansino:
-Sabíamos que había cierta corriente de simpatía hacia nosotros por lo que leíamos allí.
Menos mal que sólo eran unos cuantos millones de simpáticos y no fans enfervorizados y desmedidamente alterados ante el remate y posterior gol del tipo de los helados.

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