martes, 13 de octubre de 2009

Conversaciones de coche

Ante la mirada atónita de los acompañantes, el co-piloto de cierto vehículo afirmo con rotundidad lo siguiente: "no es lo mismo ser tonto que ser inteligente". Las carcajadas que prosiguieron a semejante verdad categórica reafirmaron la veracidad de la información.

¡¡¡¡UNA DE RATONES!!!!

Hacía tiempo que no me dejaba caer por aquí. La razón es que tenía un poco abandonado mi otro Blog y preferí centrarme en él por un tiempo, pero...no me resisto a contaros esto.
Algunos conocéis mi casa por dentro, por lo menos Lorena y Rubén en parte. Lo que no sabéis es que unos pequeñísimos "amiguitos" de cuatro patas, larga cola, y deliciosamente guapos se han instalado bajo el fregadero de mi cocina...
Ratones de Campo.
¿Cómo entraron?, ni idea, pero el caso es que han logardo reproducirse y campan a sus anchas, a veces a la vista de todos, a través de la cocina, descojonándose de los 5 humanos, dos gatos gordos como focas, una perrita "Yorkshire Terrier"que pasa de todo, y un canario, testigo mudo de sus andanzas, que parece decirnos con sus ojillos tamaño lenteja...¡ Pero mira que sois gilip.....!.
Pero a mi madre se le ocurrió una genial idea. En cierta ocasión cayó en la cuenta de que en sus "desplazamientos" a lo largo y ancho del fregadero se mueven sobre el tubo del desagüe, precariamente, por cierto, así que se le ocurrió la "brillante idea" de untar ese tubo con "algo"que fuese muy resbaladizo, y colocar una palangana llena de agua bajo el tudo, para que los bichos cayesen dentro de ella. Como decía ella "hasta ahora no sé de ratones que sepan nadar..."
¡Joder con la palangana...!.Cada vez que alguien se pone a mirar en ella, siempre aparece algún "incauto" dentro de ella, ahogado. Ya no recuerdo cuantos llevan cayendo en esta sencilla trampa, aunque no exageraría mucho si estimo que alrededor de una veintena o así...
Odio hacer daño a los animales...(aunque no puedo con los que tienen 6 patas o más...), pero quisiera ver vuestras caras si sorprendéis a uno dentro de un paquete de galletas Fontaneda incáutamente olvidado cerca de su guarida. A mí me pasó, y del susto, lancé el paquete al aire y dejé la cocina desparramada de galletas. Desde hace una semana o así, curiosamente, han dejado de dar señales de vida, y no creo que la "palangana" tenga algo que ver en ello...
Aunque odie tener que admitirlo, casi me habían caído en gracia, fíjate...