domingo, 2 de agosto de 2009

Historias de una cabina (y I)

Íbamos de regreso un sábado por la noche cuando nos encontramos con una cabina por algunos ya conocida. Uno de nosotros iba un poco teniente y ni corto ni perezoso asió el auricular y grito a los cuatro vientos:
- Tele... pfff, yo que se, telepene!
Nuestras caras de asombro nada tuvieron que ver con la cara que puso la chica que se hallaba al otro lado de la cabina; mas aun cuando, al acercarse dos chicos por la calle, el gerente de la recién inaugurada telepene les recibió diciendo:
- Aquí tiene su pedido.
Los principios de cualquier empresa nunca son fáciles.

*La frase en cuestión no fue exactamente "telepene" sino otra
que me abstengo de poner por poder acceder a este espacio
menos, espíritus limpios o gente mojigata.

1 comentario:

  1. Milagro no era "Telegay"...ji, ji, ji, porque me sé de algunos que iban a acordarse de un servidor...

    ResponderEliminar